El sumi-e me resulta una técnica muy agradable, por esa belleza tranquila de las tres tintas en contraste con la blancura del papel, el difícil trabajo de aprender a dominar al pincel para que haga lo que tú quieres, y por los juegos de texturas que se dan entre el papel de arroz, el pincel, la tinta y el agua...
Es además un ejercicio perfecto para un dibujante, porque te obliga a extraer de la realidad lo que es más esencial y representativo de cada persona, objeto, animal o planta... eliges qué quieres representar, lo seleccionas y lo reduces a sus formas básicas. Con una sola pincelada, un pétalo de flor. Otra pincelada, y una tela que cae con elegancia. Un movimiento de mano, y los objetos y personas surgen en el papel.
El kakemono verde de la foto es para la Expo solidaria de
Mil Grullas