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lunes, 8 de noviembre de 2010

Abstracciones




Como algunos ya sabéis, la profesora de Técnicas Pictóricas nos sugirió que el próximo cuadro que pintásemos, puesto que iba a ser sobre tabla, usase la técnica del collage o del ensamblage. Como somos todos alumnos de primero y hacemos lo que se nos manda, nos hemos lanzado todos a la abstracción y a pegar cosas en los bastidores como locos.

Yo tenía la idea de hacer algo totalmente abstracto, pero que diera idea de algo figurativo, y empecé a pensar en la oposición entre la tierra reseca y sus colores, y el bosque lleno de vida y su frondosidad, así que he titulado al resultado "El bosque" o "El desierto", según lo mires boca arriba o boca abajo, prefieras una parte u otra del cuadro.

En principio tendré que seguir trabajándolo cuando la profesora lo vea y me "sugiera" sus ideas, pero a mí me gusta cómo está ahora, y así os lo traigo.





La belleza de lo sencillo...





Es curioso que pueda emocionarnos igual un cuadro de Caravaggio que una simple bolsa de plástico que te han mandado dibujar en clase (sin pretender compararme con el maestro). Me explico. Hace poco tuve una conversación sobre lo abstracto y lo figurativo, y si en algo estaba de acuerdo con mi interlocutor - alguien, por otra parte, muy de fiar- fue en que la belleza resulta algo tan indefinible que es complicadísimo explicar por qué unas obras nos emocionan y otras no. Simplemente hay algo, en ciertas creaciones, que nos toca esas fibras sensibles del alma y nos hace vibrar... la misión del artista es aprender a juntar formas y colores de manera que logre llegar a esas cuerdas invisibles del espectador.

Reconozco mi pasión por el dibujo y el trazo. Cuando en la facultad nos obligan a difuminar las sombras y convertir el trazo en una mancha borrosa y sobada me duele en el alma... entiendo que hay trazos que resultan infantiles y que estropean el dibujo, pero un rayado bien hecho le da al conjunto un aire abocetado que me encanta.

Deberes de hoy: Bolsa de plástico con un peso.