Es uno de mis pintores favoritos, así que lo copio. Me gusta ese aire naïf de inocencia y sencillez que tienen sus dibujos y sus lienzos, porque llegan a mis fibras más sensibles: la infancia. En un mundo arrasado por las dos peores guerras de la historia, Klee creía que lo único que podía salvar a la Humanidad era la inocencia de los niños, el juego, la risa.
Sus personajes parecen salidos de cuentos, o de sueños, y a veces parecen de juguete: cubos como de construcciones, alambres, manivelas... se combinan con luces extrañas y fascinantes, y oscuros colores planos como suaves alfombras.
Éste cuadro, titulado "The Goldfish" o El Pez Dorado, es uno de mis preferidos. Mientras lo hacía disfruté tanto que lo volvería a repetir. He de decir que siento una clara adicción al Azul Prusia, que ya se manifiesta en algunas de mis obras (ver próximos post). Ese azul profundo, que recuerda a los abismos marinos o a los cielos nocturnos, esconde a los siete peces rojos de un rojo oscuro que huyen despavoridos ante la presencia de una extraña criatura. Quizá uno de esos peces luminosos de las profundidades, el Goldfish parece estar recorrido por un circuito eléctrico, que lo hace relumbrar como un chispazo en el fondo del mar.
El mío es una mala copia, y de nuevo la foto es horrible. Os recomiendo buscar el original. Saludos!
anda marta! ya decia yo que esa cerilla me sonaba... XD te he encontrado por google XD
ResponderEliminarP.d.: soy elena XD